jueves, 10 de enero de 2008

Sharon Olds, Los muertos y los vivos, traducción de J.J. Almagro Iglesias y Carlos Jiménez Arribas, Edición bilingüe, Madrid, Bartleby Editores, 2006,

Olds es una poeta profunda, seria, impactante, realista, y su poesía se ha convertido en santo y seña del resto de poetas realistas (el impacto del libro publicado hace unos años por Bartleby, El padre, merecerá un lugar en las historias de la poesía moderna pues su trascendencia en las obras de David González, Elena Medel, Eva Vaz y Miriam Reyes, entre otros, lo convierte en un clásico moderno entre los jóvenes poetas). En este libro Olds va un paso más allá y a su ya reconocible fortaleza suma un apasionado intento por la poesía de corte crítico y se enfrenta en algunos poemas a cuestiones de orden social alcanzando cuotas de gran lirismo y también de precisión literaria. Este ejercicio de crónica social, de búsqueda de poesía en los aspectos más crudos y oscuros de la historia hacen de este libro un nuevo manual de actuación poética. Pero eso no es todo, en este libro se adivinan también matices que llevan a Olds a marcar su naturaleza, un giro sorprendente hacia la temática femenina que plantea alguna semejanza con lo mostrado por otra grande, Diane di Prima o, por otro lado, una aproximación al mito de Marilyn Monroe que desprende un dulce aroma a Ernesto Cardenal y su oda. Los muertos y los vivos es, en definitiva, un libro que contiene tantos libros en su interior como partes presenta, una demostración de maestría poética extraordinaria.
Hace ya algún tiempo que la poesía norteamericana ha dejado de ser misteriosa, lejana y propia de aquellos que contaban con un estímulo mayor para realizar las búsquedas de los autores y los libros más destacados. De un tiempo a esta parte las editoriales han dado un paso más allá y han convertido a los poetas norteamericanos en un valor común en sus catálogos, mención aparte merecen editoriales como la de este libro que ha tomado como uno de sus rasgos representativos esa apuesta por la poesía americana. Y eso es de agradecer.
Ignacio Escuin Borao

No hay comentarios: